Acaba otra semana vacía, mañana empieza otra, vacía.
Hoy he vuelto a leer tu carta de despedida, sin lágrimas en los ojos
pero con el corazón roto.
Me cuesta tanto entender...
Me han dicho que venía de lejos, que hacía tiempo que no estabas bien.
Y yo que sé. Lo que me mata es que no lo supe ver, pero tú tampoco
me lo hiciste ver.
Para ti todo estaba bien, como siempre.
Odio tener que arrancar las palabras a la gente.
Ahora, tus palabras me arrancan el alma.
...
Hace calor, espero que pase rápido el mes.
Me entretengo, me entretienen, me sostienen,
me arropan otros brazos, me animan cada día,
pero cuesta mantener la risa.
Me hacen ver que mi corazón sigue latiendo,
más flojito, pero late.
Odio pensar que ya está, que ahora ya es tarde,
y yo no paro de castigarme.
Odio esperar algo que no va a llegar,
odio esperar que se vuelvan a cruzar nuestros caminos,
ya, sin más días por delante.
Odio buscarte entre los ojos de otra gente, y no encontrarte.
Espero que mañana el sol me sonría,
porque no sabes como odio tener que olvidarte cada día.
(Tercer día intentando no pensarte)