Porque la vida no se cuenta en minutos, ni en horas, ni en segundos, ni tampoco en años. Porque para mí la vida son aquellos instantes efímeros que se suman y te hacen sonreír, aquellos instantes que te provocan una sensación inmensa de felicidad, y por eso, cuando me vaya de este mundo quiero poder decir que realmente he sumado muchos minutos, horas, segundos, y... entonces sí, años de vida.
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