sábado, 1 de octubre de 2011

Olot


Olot, mi segunda casa.
Tenía 17 años y por primera vez me iba de casa. Una nueva aventura, dejaba cosas atrás, incluso personas, pero algo nuevo tenía que empezar. No os negaré que al principio me costó y pensé mil veces el "¿qué hago aquí?", pero ahora sé que es lo mejor que pude hacer. Allí, a parte de aprender más sobre el mundo de la fotografía, que para eso estaba ahí, aprendí a conocerme a mi misma y a valorar las cosas realmente importantes, conocí a grandes personas y también grandes personajes. Poco a poco, aunque sólo fuesen dos años, me adapté. Me adapté a estar allí, con tanto frío pero calor de la gente. Creo que allí aprendí a ser feliz, a ser feliz de una manera diferente. A ser feliz con poco, con las sonrisas de la gente y las tardes de café. Puede sonar exagerado, pero es verdad que Olot me cambió la manera de ser, y ahora, ya sé quien quiero ser. Gracias, a todas esas personas y a todas esas tardes de lluvia y café que ahora ya, echo tanto de menos.









 

No hay comentarios: