lunes, 31 de octubre de 2011

Noche de cerveza

En una noche de cerveza, me di cuenta de que el amor era como una "conexión a internet". Cuando tenemos esa conexión no nos damos ni cuenta, perdemos el valor, y cuando no la tenemos, la echamos de menos hasta desesperarnos. Esperamos que vuelva a venir, a que aparezca de repente y todo siga igual que hacía un rato. Pues ya ves... ¡que reflexión tan tonta!, pero tal vez por eso, ahora ya, estoy aprendiendo que prefiero no tener ni encontrar grandes conexiones ni ataduras a nada ni a nadie, ni rápidas ni potentes, porque así, cuando no las tenga, ya no las echaré tanto de menos.





1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces, sin quererlo, nos atamos a alguien o a algo para no naufragar o buscar un sentido a nuestras existencias. Aun sin pretenderlo, necesitamos amar aunque no seamos correspondidos. Por mucho que evitemos las ataduras, hay algo indescifrable que nos empuja hacia otros cuerpos. Solo el tiempo desvanece nuestros deseos.